Por Juli Chapelet
¿Qué planeta le vamos a dejar a nuestrxs hijxs? Este interrogante, durante muchos
años, funcionó como un paliativo para no afrontar la realidad concreta e inmediata
que estamos atravesando. ¿Qué sentido tiene pensar en el futuro si nos estamos
quedando sin presente?
Deforestaciones, desmontes, fumigaciones, negocios inmobiliarios o ampliación de
la frontera agrícola en sitios protegidos, montañas enteras destruidas por la minería
a cielo abierto y ríos completamente contaminados por sus desechos, son algunas
de las problemáticas que el ambiente y los pueblos enfrentan cotidianamente.
El antagonismo de estos espacios negacionistas y que priorizan los intereses de
unos pocos, a expensas de la calidad de vida de muchxs, son los que militan la
lucha por el cuidado del ambiente y ponen en agenda tópicos históricamente
secundados.
En honor a este activismo ambiental, el jueves 27 de abril se realizó en el Honorable
Concejo Municipal la 2º Edición de los premios Chabela Zanutigh, un
reconocimiento a la labor de aquellas personas y asociaciones/cooperativas que,
diariamente dan batalla al cuidado de nuestra casa en común.
El nombre del premio homenajea a Chabela Zanutigh, histórica militante de los
derechos humanos y ambientales de la ciudad. En la década de los 80, Chabela
creó junto a otras compañeras el Sindicato de Amas de Casa de la provincia de
Santa Fe y en diciembre de 2001, fundó el proyecto colectivo de mujeres «La
verdecita”, una granja ecofeminista y agroecológica como respuesta a la crisis
agroalimentaria.
Lxs Premiadxs
El premio se divide en cuatro categorías, con el objetivo de segmentar las
particularidades y el accionar de cada unx de lxs premiadxs.
La primera categoría, es la de activismo socio-ambiental y el reconocimiento fue
para el equipo de investigación del Laboratorio de Ecotoxicología de la FBCB –
UNL, compuesto por Rafael Lajmanovich, Paola Peltzer, Ana Cuzziol Boccioni,
Andrés Attademo, María Repetti, Melina Michlig y Luisina Demonte. Este grupo de
trabajadores de la ciencia digna, descubrió mediante una profunda investigación que
los ejemplares de sábalos a los largo de 100 kilómetros del río Salado en Santa Fe
poseen una cantidad récord de agroquímicos.
La segunda categoría, es la de activismo de organizaciones de la sociedad civil.
Este premio, particularmente, se dividió en tres, debido a un empate en la votación.
Las organizaciones distinguidas fueron la cooperativa de trabajo Teko, dedicada a la
difusión, promoción y ejecución de técnicas y tecnologías aplicadas a la
construcción de espacios respetuosos de la naturaleza y las formas de vida
regionales; la cooperativa de mujeres Manzanas Solidarias que surgió en el año
2001 en barrio Guadalupe, cuando un pequeño grupo de mujeres interpeladas por la
realidad que atravesaban muchas familias, tuvo la idea de dividir a modo de
pamadrinazgo las necesidades de estos vecinos y vecinas en las manzana del
barrio, y la organización social de base ecologista Trama Tierra, que se propone, en
articulación con otrxs, generar alternativas de transición al modelo de desarrollo
actual.
La tercera categoría, es la de las juventudes por el clima y la naturaleza, este
premio es para jóvenes entre 15 y 30 años, y lxs ganadorxs fueron estudiantes de la
Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Litoral con el
“Proyecto de Extensión de Interés Social (PEIS) por el Reciclado de residuos
plásticos, promoviendo cambios de hábitos y trasformando vidas”, dirigido por
Profesora Diana Alejandra Estenoz.La cuarta y última categoría, consta de una
mención especial del jurado para el mejor artículo, investigación o reportaje
socio-ambiental y está dirigida a periodistas y/o comunicadorxs de la ciudad de
Santa Fe. El ganador de este premio fue el periodista, comunicador, escritor,
docente y compañero Ricardo Serruya, quien hace años milita y pone en agenda el
cuidado del ambiente.