Se murió Damián Marino.
Por Ricardo Serruya.
Hay gente que con solo decir una palabra enciende la ilusión y los rosales, que con sólo sonreír entre los ojos nos invita a viajar por otras zonas, nos hace recorrer toda la magia, Y uno se va de novio con la vida desterrando una muerte solitaria, pues sabe, que a la vuelta de la esquina, hay gente que es así, tan necesaria.
(Hamlet Lima Quintana).
Como cada sábado hacíamos nuestro programa de radio Onda Verde por la radio pública santafesina. Se trataba de una emisión especial, trasmitíamos desde exteriores con las y los productores y productoras del consorcio de alimentos sanos La Verdecita.
La plaza Pueyrredón se habitaba de puesteros que ofrecían sus productos sin agrotóxicos. Hombres y mujeres se acercaban a elegir futas y verduras con color y sabor de verdad.
En la mesa de ese estudio de radio al aire libre el celular de este periodista no dejaba de sonar. Como no podía atender comenzaron a llegar mensajes. Primero leí el que enviaba el científico y amigo Rafael Lajmanovich: “Buenos días, que de buenos en lo académico la verdad es que no tienen mucho dado que tengo que darles la triste noticia del fallecimiento de nuestro colega Damián Marino. Si, no se puede creer pero falleció anoche de un paro cardiaco, estaba internado hace unos días por temas del corazón. Disculpen que empiece el día con esto, pero me da mucha tristeza. Y no lo puedo creer”
Los demás mensajes expresaban el mismo dolor idéntica bronca y angustia.
Cuando el programa de radio terminó hablé con otra amiga, Mariela Leiva, Docente, integrante de AGMER el gremio que nuclea a los docentes públicos entrerrianos. Mariela fue Directora de la Escuela Rural N° 44 de Colonia Santa Anita de la Provincia de Entre Ríos. Es referente de la campaña “Paren de Fumigar las Escuelas”, del sindicato de docentes AGMER y querellante de una causa judicial contra un aero aplicador y el dueño de un campo fumigado.
- ¿Te enteraste? Me preguntó.
- Si, le dije. Mucha tristeza. Y rompió el llanto.
Ambos maldecimos y a la distancia nos abrazamos.
El programa de radio había terminado, esa plaza ya no era la misma, No sé si los pájaros dejaron de cantar pero yo no los escuché y, aunque en Santa Fe era una mañana soleada para mí estaba nublado.
Me senté en un banco, mis dos manos se unieron y dibujaron un libro abierto, se ubicaron debajo de mi nariz y taparon la boca. Mordí los labios y cerré los ojos tratando de evitar –vanamente- que las lágrimas caigan.
Otra vez, me dije, y recordé que fue también un sábado (el 10 de mayo de 2014) que moría Andrés Carrasco y caí en un lugar tan común como cierto: se nos van los imprescindibles, se va –como dijo sabiamente el poeta Hamlet Lima Quintana, “la gente necesaria”
DAMIAN MARINO: UN IMPRESCINDIBLE
Por mi trabajo periodístico hablé varias veces con Damián. Mi trabajo –y opción- como periodista ambiental hizo que, en varias oportunidades, lo llamara telefónicamente para entrevistarlo por radio. En abril del año 2018 lo entrevisté en la ciudad de Paraná, en el recito de la cámara de diputados de Entre Ríos luego que le hablara a los legisladores de esa provincia para que no aprueben una ley que permitía fumigaciones en las cercanías de los pueblos rurales. Entre otras cosas me dijo que estaba feliz por la actividad: “es claramente un ejemplo pero debieron pasar muchos años de democracia para que esto ocurra cuando debiera ser cuestión base de sentido común. ¿Por que tener tantos asesores cuando pueden recurrir a las Universidades Públicas a buscar información generada con fondos del estado para tomar las mejores decisiones”
Un tiempo antes Marino, junto a Alicia Ronco, había presentado una investigación sobre el grado de contaminación existente en el Río Paraná. En ese trabajo se denunciaba que ese curso de agua recibe una carga contaminante diversa pero de manera exponencial de agrotóxicos que derivan de los campos fumigado.s
El trabajo se realizó entre los años 2011 y 2012, fue publicada por la revista internacional Environmental Monitoring and Assessment, y se convirtió en la excusa para que, en esa entrevista, me comente lo investigado: En ciudades como Paraná, Santa Fe, Rosario o San Nicolás que toman el agua para el consumo de las ciudades del rio, los cuerpos de agua superficiales del país están impactados por plaguicidas”, me dijo y completó “estas agua tiene presencia contaminante por el transporte atmosférico, pero también porque cuando llueve en el campo mueven sobre las superficie agua que desplaza químicos”, para finalizar contundentemente “Hoy no hay en el país ríos o arroyos que no den positivo con atrazina, clorpirifós, ,cipermetrina. Hay muestras que tienen 8 o 10 plaguicidas. “ (*)
Sus trabajos son una luz para muchos. Reveló y denunció la existencia de agrotóxicos en los cursos de agua, pero también en alimentos y hasta alertó que el agua de lluvia, el algodón y las toallas femeninas están contaminados con glifosato.
Hace un tiempo, a pedido de Paola Krüger, directora de una escuela rural de Baradero, Pcia de Bs As, analizó el agua que se tomaba en ese establecimiento alertándolos que alumnos y docentes de ese estabecimiento consumían agua con agrotóxicos.
Mezclaba su trabajo científico, con charlas que daba donde lo invitaban. También fue docente universitario y promotor de grupos científicos. Transpiraba excelencia y pasión.
También se amargaba mucho. A principios de la semana pasada posteaba en sus redes sociales:
Como siempre, tenía razón.
El viernes 8 a la noche se nos fue un tipo bueno, digno, inteligente, necesario. Un quijote
Te vamos a extrañar gordo, pero vamos a enjugar nuestras lágrimas, vamos a soltar una puteada a los cuatro vientos y vamos a seguir caminando tu rumbo, tu camino por vos, por tantos otros y porque hace falta.
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(*) La entrevista se emitió en el programa de televisión Onda Verde y puede verse en: https://www.youtube.com/watch?v=IPLpmfbMQmo&t=960s