Por Ricardo Serruya
En menos de dos semanas pasaron el conflicto de “Casa Nueva” que mostró la pelea de la familia Etchevere pero puso en el tapete proyectos distintos de producción y de país, el desalojo violento y represivo en Guernica y hasta la posibilidad de que la vacuna rusa ingrese al país. A esto hay que sumarle decenas de temas más domésticos.
De la vacuna si se habla. A favor y en contra pero de los otros dos episodios ya no hay debate ni discusión: no debiera extrañarnos, Argentina es un país que, desde hace mucho, ofrece un abanico de temas que nos convoca y se desinstalan con la misma velocidad.
Quizás por eso, como pueblo, no sabemos qué sucede y como terminan los conflictos. Por otra parte están lo que los periodistas llamamos la agenda Seting, o sea los temas que los medios poderosos imponen y deciden que hablemos.
En esa agenda el tema del dólar está siempre. No solo porque les conviene, sino porque saben que con este tópico y (algunos más) pueden modificar el humor de miles de argentinos.
Esta semana el tema fue –una vez más- el precio del dólar y cuánto ha bajado. No nos engañemos, si miramos toda la película, y no solo un tramo como nos quieren mostrar, hoy el dólar blue está $20 más caro que hace un mes. O sea no bajó, en tan solo 30 días subió 20 pesos, lo que en cualquier otro país sería tremendo.
Pero además la moneda yanqui no sube o baja por cuestiones azarosas o mágicas. Tienen que darse una serie de combinaciones que involucran a los grandes mercados, hermanado con decisiones que el gobierno toma. En estos días el gobierno tomó una serie de medidas que la ciencia económica las llama “otordoxas” o sea, conservadoras que, es cierto, hizo que es dólar bajara algo y que muchos se alegraran, pero que, desde lo macro, no es del todo positivo porque el Banco Central volvió a perder reservas: o sea que, como país somos un poco más pobres.
El país es más pobre pero algunos se enriquecieron más. Para que el dólar baje una de las medidas tomadas por Guzmán fue permitirle a los inversores extranjeros comprar más, o sea le bajaron el cepo. A ellos si, a vos, no. Vos seguís comprando, si podés 200.
No es que me parezca que tengamos que ahorrar en dólares, solo apunto que las medidas son dispares. Más flexibles con los poderosos y rigurosas con los débiles. Y esto no jodería si fuera solo una excepción. La verdad es que es la regla y en este espacio vamos a mostrarlo.
A ese “afloje” del cepo para los que más tienen, hay que agregarle la baja de las retenciones a los que exportan granos que, igual no venden y no rinden. Prefieren guardar la soja para cuando el dólar cueste más y van a hacer lo imposible para que a este gobierno le vaya mal. Saben que el estado necesita dólares y no van a rendir esos billetes tan fácilmente. Solo un dato, estos meses que pasaron son los más pobres en exportación de granos en 10 años.
Aún así la administración del Frente de Todos le manda señales a un grupo que ha demostrado históricamente no importarles más allá de su propio ombligo y menos aún simpatizar con nada que huela a peronismo.
En este contexto en la cola del super o en la oficina puede escucharse a personas festejar la baja del dólar sin entender que hay detrás de esta baja. Existe todo lo que estamos mencionando y también está la decisión de dejar de emitir moneda, algo que posiblemente podemos estar de acuerdo, pero si no entran dólares producto de esta especie de boicot chacarero y no se emite, ¿qué va a pasar con la IFE o los ATP?, ¿cómo van a recaudar para cumplir con los que menos tienen?
Muy fácil: el costo seguirá pegando sobre los más débiles. No es una expresión de deseo ni una proclama política, son datos de la realidad. El presupuesto 2021, por ejemplo, tiene una reducción de casi el 15% en gasto social.
Son señales, signos, guiños de ojos. Como lo hicieron esta semana reuniéndose con los que ahora se llama el círculo rojo, o sea con los empresarios más importantes del país. Promediando la semana Magneto, Roca, Coto, Brown (el tio de Marcos Peña) se sentaron en la misma mesa con funcionarios del ministerio de Economía. No es que este periodista no crea que un gobierno no deba dialogar y hasta consensuar con los dueños reales de la economía de un país. No se es tan ingenuo. El tema es que se habla, que se discute y que se concede.
Muchos de los que estuvieron tomando café en esa mesa siguen coqueteando con el macrismo y ven con muy buenos ojos apoyar al bloque duro de cambiemos. Todos los que estaban en esa mesa quieren un dólar más caro, un déficit fiscal mucho más bajo (aunque algunos, por esta política, mueran de hambre), exigen menos retenciones, y más flexibilización laboral.
¿Hay que asociarse con ellos?
O será el momento de cruzar la vereda y poner el ojo en los que menos tienen y en los que, de verdad, producen.
Es cierto que –pandemia mediante- este gobierno desplegó una batería de medidas que apaciguaron la crisis social. Tan cierto como que desocupados y trabajadores siguen perdiendo nivel y calidad de vida en algunos y de sobrevivencia en otros.
La pobreza en nuestro país supera el 50%, o sea estamos como en el 2001. Solo en el gran Santa Fe los pobres orillan los 227 mil personas. Esto sucede en la capital de la segunda provincia más rica del país.
Hace casi 5 años, cuando Macri asumía el gobierno, los trabajadores ganaban un 30 por ciento más de lo que hoy perciben. Los 4 años de macrismo fueron una aplanadora para la clase trabajadora. En 9 meses de nuevo gobierno –y más allá de la pandemia- nada de esto se modificó. Una familia debe cobrar entre 70 y 80 mil pesos para vivir dignamente. El Salario Mínimo Vital y Móvil, que en estos días, algo tarde, fue actualizado será –en marzo del año que viene- de un poco más de 20 mil pesos.
¿Entendes ahora que no es un notición que el dólar haya bajado algo?. ¿Entendes que se es muy riguroso con algunos y muy laxos con otros?
Les meten la mano en el bolsillo a los trabajadores, reprimen con violencia a quienes toman un terreno como Guernica, que hace 60 años está abandonado y sus dueños están flojos de papeles, pero dejan que Vicentín se quede con 300 millones de dólares del banco de todos los argentinos.
Es posible que el IFE y el ATP se suspendan porque no se puede seguir incrementado el déficit fiscal, pero 7 meses hace que el aporte por única vez a los que más tienen en nuestro país, duerma en algún cajón de un escritorio del congreso el sueño de los justos. Un aporte que afectaría a 10 mil personas, el 0,02% de la población no sale, no se convierte en ley.
El etiquetado de alimentos, una ley que brindaría información alimenticia para generar una población más sana, luego de haber sido aprobada por el senado, es enviada por el presidente de la Cámara de Diputados Sergio Mazza a que la estudien 6 comisiones. Lo decide después de reunirse con los capos de la zafra azucarera tucumana.
Así se mueve el círculo rojo. Así se deja manejar un gobierno que hasta ahora, se subió al caballo por la izquierda, pero parece que se va a bajar por la derecha.-