Por Ricardo Serruya. Colaboración de Fabio Galizzi.
Papeles, latas, plástico y hasta neumáticos forman parte de un cóctel contaminante del ambiente y de nuestros cuerpos. ¿Qué es el bisfenol A?. ¿En qué productos se encuentra? . ¿Cuánto influye en nuestra salud y en el ambiente?
Unos no tan inocentes papeles forman parte de nuestras vidas. Se trata de los que conocemos como tickets. Son aquellos que nos dan como comprobante de una compra en un comercio, los que nos brindan los cajeros automáticos luego de una transacción y el comprobante de pago realizado con una tarjeta de crédito o de debido que expulsa el posnet.
Son recibos impresos que comparten poco tiempo en nuestra vida ya que solemos descartarlos inmediatamente, sin embargo ese papel, con el componente con el que se fabrica, sigue su vida en algún relleno sanitario, en el suelo o en un curso de agua contaminando.
Solo en Argentina se calcula que son más de 70 millones los papeles que se emiten de manera mensual. De este impresionante número alrededor del 90% son automáticamente desechados.
Se los conoce como papeles térmicos ya que en una de sus caras están recubiertos con una capa de cera que contiene reactivos químicos donde una punta caliente se desplaza para generar el trazo. Su componente más peligroso es el Bisfenol, más conocido como BPA, un compuesto que no existe en la naturaleza, es creado por el hombre.
Cecilia Bianco coordina el área “toxicos” del a organización Taller ecologista de la ciudad de Rosario. Consultada sobre el tema aclara que se “el Bisfenol A es un componente altamente tóxico y que se unas en gomas, pinturas tipo poxi, latas de alimentos, papeles y en contenedores de líquidos realizados a base de policarbonato”. En el transcurso de la charla nos aclara que desde hace ya algunos años no se permite usar policarbonatos, en la Argentina se prohíbe su uso en mamaderas desde el año 2012 justamente por la toxicidad que presenta este tipo de material, aunque sospecha que la medida se cumpla ya que no existen controles que lo verifiquen.
Javier Monserrat es Dr en Ciencias Químicas, investigador del Conicet, dirige el grupo de químicos y contaminantes orgánicos del Instituto de Ciencias de la Universidad Nacional de Gral Sarmiento y junto a la Dra en Química, Silvana Basack coordina el proyecto sobre contaminación en cuerpos y ambiente del Bisfenol A. Monserrat aclara que la presencia de este tóxico se encuentra en “papeles de tipo tickets, en las industrias de polímeros como el policarbonato y en los neumáticos de los autos”.
Como se ve este agente contaminador se encuentra en diferentes utensillos de uso diario que van desde comprobantes impresos hasta botellas de gaseosas, latas con comestibles, pinturas y neumáticos, entre otros. De lo dicho por ambos investigadores el BPA se encuentra en la cotidianeidad de nuestras vidas y su accionar en los territorios y en los cuerpos es negativo.
EN LOS PAPELES
Tickets facturas, comprobantes de pago efectuado con tarjetas de crédito y de débito, recibo de peaje y hasta las multas que se ponen en los parabrisas de los autos son papeles que contienen BPA. La utilización de este tipo de papel se explica en su composición ya que la molécula orgánica que es el bisfenol permite una reacción cuando se pasa una punta caliente. Como bien lo explica el Dr Monserrat «En estos tipos de papeles la tinta no está en una pluma o en una pluma como las impresoras sino que el mecanismo de impresión se concreta cuando pasa una punta caliente y es el papel el que desarrolla el cambio ya que se ocurre una reacción química entre un colorante y una sustancia que le da un protón. Para que ocurra estos papeles tienen una cera que se derriten cuando los dos reactivos se juntan.”
Maximiliano Attademo es Doctor en Ciencias Biológicas, desarrolla sus trabajos de investigación en la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas y en el Laboratorio de Saneamiento Ambiental de la Universidad Nacional del Litoral, en la ciudad de Santa Fe. Además de ser docente en la mencionada casa de estudios, hace tiempo viene investigando la incidencia en el ambiente y en la salud de los plásticos y los microplásticos. Hablamos con el investigador y nos aclara que los plásticos en su conformación llevan otras sustancias que le da a estos materiales flexibilidad o dureza y permite que demore su tiempo de degradación. Estos aditivos, como el Bisfenol A, son sustancias que se incorporan y particularmente se caracteriza por bridarle a los plásticos dureza, firmeza y transparencia. Se usa para los plásticos y en otros materiales con el que nos relacionamos diariamente como los tickets. Este bisfenol tiene poca unión y cualquier condición ambiental como puede ser el sol, el calor, la temperatura hace que estos aditivos se desprendan y vaya a las matrices ambientales, al suelo, al agua perdurando en ellos un tiempo determinado,
Los argumentos dados por Attademo prenden una luz de alerta. Este tipo de materiales afecta la salud de nuestros ecosistemas y también la salud de los humanos.
Si bien todas las fuentes consultadas mencionan que –más allá de su peligrosidad- este componente tóxico se encuentra en diferentes artículos y conviven en nuestro presente. Como se mencionó está activo en todos los utensillos fabricados con policarbonato, pero también forma parte de la industria de los neumáticos. La preocupación por su presencia en los papeles tiene que ver con nuestra manipulación constante. Como bien lo dice Monserrat “El problema de los papeles térmicos es que hay mucho circulando y pasando por nuestras manos todo el tiempo. El Bifenol A migra muy fácimente, , se mueve del papel a nuestras manos, las de los trabajadores que los manipulan diariamente, pero también al suelo y al agua. Se degrada fácilmente y afecta al ambiente porque es toxico, es un disruptor endocrino, o sea algo que confunde a un organismo vivo como si fuera una hormona afectando así a la fauna acuática y a los humanos cuando somos expuestos permanentemente.
LA CLASE OBRERA NO VA AL PARAISO, VA AL HOSPITAL
Trabajadores y trabajadoras que desarrollan sus labores como cajeros en algunos comercios o los que cobran peajes entre otros manipulan diariamente este tipo de papel y, se sabe, gran parte de este componente termina en su piel ingresando a su cuerpo y afectando la salud. Cecilia Bianco es contundente: El BPA es tóxico se lo vincula con la irrupción endocrina, o sea altera el sistema hormonal . Los efectos se conocen a partir de investigaciones en animales o en estudios epidemiológicos hechos a los seres humanos. El 90º% de la población mundial está contaminada con BPA, urge se tome una decisión mundial para que este químico sintético no se use ya que afecta la salud y el ambiente.
Maximiliano Attademo afirma que este tipo de contaminación genera problemas endócrinos, desencadena cambios, inclusive se lo asocia a diferentes tipos de cáncer.
Según el estado de California en los Estados Unidos, la sola exposición a través del tacto ,desprende un agente tóxico que afecta la salud de consumidores pero, fundamentalmente, de personas que lo manipulan diariamente. Se estima que estos trabajadores se contaminan con más de 100 miligramos diarios y los profesionales médicos alertan que con un total de 3 miligramos por día se afecta la salud.
Las consecuencias pueden ser muy graves ya que este producto interfiere en la regulación hormonal ya que es un disrruptor endócrino generando efectos nocivos en el sistema reproductivo, inmunitario y en procesos metabólicos que pueden generar obesidad y diabetes entre otras cosas. Gran parte de la bibliografía médica argumenta que la presencia de este tóxico puede generar problemas en las funciones cognitivas, generar enfermedades cardiovasculares, daño genético y hasta formar tumores
AGUA Y SUELO
El equipo de investigadores de la Universidad Nacional de Gral Sarmiento analizó la cuenca del Río Reconquista en el área metropolitana de Buenos Aires. Luego de un tiempo de denodado trabajo pudieron encontrar cantidades alarmantes de BPA en ese ecosistema acuático. Según explican la presencia de este tóxico en los cursos de agua se debe a la deposición final de papeles que terminan contaminando ríos y arroyos y también por el “polvo blanco que se desprende de los neumáticos, queda en la acera y una lluvia los arrastra por las bocas de tormenta y los desagües depositándolo en los cursos de agua.”
Un papel que contenga este tóxico y que sea desechado en un curso de agua despedirá gran parte del bisfenol en tan solo tres horas, si este aparentemente inocuo papel finaliza su vida en la tierra demorará solo tres días para despedir el 60% de su agente contaminador.
Al estar usado en tantos productos de uso cotidiano en millones de toneladas, este producto también contamina a partir del lixiviado en rellenos sanitarios depositando contaminación en el suelo.
QUE HACER?
Más allá de la preocupación de quien firma este artículo por dar a conocer alguna solución resulta complejo encontrarla, al menos desde la deposición final.
Una primera propuesta sería la no existencia de este tipo de papeles ya que no hay manera de desecharlo, reconvertirlo o reciclarlo. Si desde una perspectiva responsable se decide ubicarlo en el recipiente de residuos secos, reciclables estaríamos –sin saberlo- contaminando los demás residuos, si por el contrario lo vertimos con la basura húmeda, colaboraríamos con el vertido final en un relleno sanitario finalizando los componentes tóxicos en el suelo o en cursos de agua.
Por ahora la única solución es drástica. No permitir que se impriman este tipo de tickets. La conducta ciudadana sigue siendo una fuerza importante, en este punto exigir se reemplace este tipo de comprobantes por recibos electrónicos que lleguen a nuestro correo electrónico o al celular sería una posible solución. También ejercer la responsabilidad a la hora de la compra de algunos productos y no adquirir aquellos que en sus envases (plástico, latas, botellas, pinturas, etc) exprese su realización con Bisfenol A. Finalmente la sociedad debe exigir a gobiernos y empresas que no permitan la utilización de productos que afecten los territorios y los cuerpos.