Por Ricardo Serruya
«Amalaya, la justicia
Viditay, los abogados
Cuando la ley nace sorda
No la compone ni el diablo.»
Sucede en la localidad santafesina de San Justo. Una cooperativa, violando leyes y fallos judiciales, pretende deja en la calle a una mujer y a su familia que hace 30 años producen de manera agroecológica. Amplia solidaridad de organizaciones de esa ciudad.
Rosa Mohylnyj posee una mirada penetrante. Su rostro y sus manos acusan que el tiempo pasó por su cuerpo. Sus ojos son tan tranparentes como lo fue toda su noble existencia. Vive desde hace 30 años en la zona rural de la ciudad de San Justo (Provincia de Santa Fe). Es una campesina de la Agricultura Familiar y del Frente Agrario de la CTA, “hubo un tiempo que fui feliz viviendo en el campo, ya no lo soy, acá se murió mi marido sin siquiera poder hacer algo y también mi hijo” cuenta Rosa con calma que denota una pena que la desgarra
El marido de Rosa era Pedro Oroño, ambos eran trabajadores de la Cooperativa cremera 214 que proveía de sus productos a Sancor hasta que en el año 1992, la gran empresa lechera se va de San Justo y la cooperativa debe cerrar.
Como tantas historias de lucha de nuestro país Rosa y Pedro debieron empezar de nuevo: “el gerente de la cooperativa cremera nos sugirió que nos quedemos en el lugar a vivir y a cuidar las instalaciones. Pagábamos un alquiler y criábamos vacas, ovejas, gallinas”, relata Rosa sin hacer esfuerzos por recordar. En ese lugar nacieron sus seis hijos y forjó una historia que sabe de momentos dulces y amargos. Entre estos últimos se encuentra la muerte de su marido, en febrero de 2016 y la de uno de sus hijos, en agosto del mismo año “las fumigaciones los mataron –asegura sin dudar Rosa– eran sanos, vivíamos bien, hasta que los campos de soja y trigo se instalaron acá cerca y nos arruino la vida”
Hoy Rosa la pelea. Como David frente a Goliat, debe combatir con poderosos. El Goliat de esta historia es la Cooperativa Federal Agrícola de San Justo que desde hace tiempo quiere quedarse con las tierras donde hoy Rosa, en su pequeñachacra, produce alimentos de manera orgánica, cría cerdos, ovejas, tiene más de 100 gallinas y pollos siendo estas producciones sus únicos ingresos.
Su pesar comenzó en el año 2010 “por aquellos días un abogado de apellido Maradei, sin orden judicial, se presentó donde vivo con la intención de desalojarme y desde ese día no pararon”, cuenta Rosa. Desde ese momento hubo muchos intentos que aún continúan y solo la solidaridad de gremios, abogados y organizaciones ambientales de esa ciudad, como Muyuqui, lograron frenar tan cínico intento.
Como en tantos tramos de nuestra historia, la solidaridad y la movilización frenaron la prepotencia.
Hoy, nuevamente, quieren desalojarla
LOS INICIOS
El año 1992 fue un año clave. Campesinos del norte santafesino peleaban por no ser desalojados y se movilizaban hasta la plaza de mayo en la ciudad de Santa Fe, frente a la casa de Gobierno, para pedirle al poder político que los ampare. Rosa se enteró y también fue. Allí conoció a los abogados Iván Bordón y Guillermo Munné que representaban a los trabajadores de la tierra y, desde ese día, también a ella. El resultado fue la sanción de la ley 13.334, sancionada en la legislatura santafesina el 26 de diciembre de 2012 que declaró “…la emergencia en materia de propiedad y posesión de las tierras ocupadas por los pequeños productores, familias de trabajadores rurales o campesinos que acrediten una ocupación efectiva, ininterrumpida y continuada, pública y pacífica, del predio rural por un término superior a 10 (diez) años.”.
Dicha normativa fue prorrogada en varias oportunidades y hoy todavía sigue vigente. La Corte Suprema de Justicia de Santa Fe falló que, mientras esté vigente esa ley, no se puede desalojar. Es el paraguas que contiene a Rosa y su familia.
Aún así, en reiteradas oportunidades la Cooperativa Federal Agrícola de San Justo intentó quedarse con ese campo que tiene 4 hectáreas y de las cuales Rosa solo pretende quedarse con media hectárea. La voracidad es ciega y cínica: los “cooperativistas” quieren todo. Se basan en la Ley de Cooperativas, Nro 20.337 sancionada el 2 de mayo de 1973 donde uno de los artículos reza que solo otra cooperativa puede hacerse cargo de los bienes dejado por una anterior.
Muy sujetos a la norma olvidan otras leyes y fundamentalmente el principio motor de toda cooperativa: la solidaridad y el sentido humanitario.
HOY
El lunes 10 de mayo un mensaje de voz apareció en los teléfonos de nobles vecinos de San Justo. Era Rosa que, con mucha angustia, les informaba que –una vez más- abogados del estudio Maradei se presentaron en su chacra junto a un Oficial de Justicia y una secretaria del Juzgado para hacer una serie de constataciones que apuntaban a su desalojo.
Rosa es grande, tiene 69 años, con ella viven dos hijos y hoy está muy mal. Teme por su futuro. Una resolución de la jueza Celia Borgna del Juzgado de San Justo pretende desalojarla.
Una vez más una telaraña de solidaridad se teje alrededor de ella. Como David pelea con su honda frente a los poderosos de hoy.
*Fotógrafa: Mariana Rodríguez.