<<En San Justo fumigan cerca de los pozos de agua y enferman a un trabajador precarizado.>>
Por Ricardo Serruya
San Justo en una
ciudad importante de la Provincia de Santa Fe. Se encuentra a 100 kilómetros de
la ciudad Capital. Cabecera del
departamento que lleva el mismo nombre se ubica dentro de la traza de la Ruta
Nacional Nº 11 que la cruza íntegramente de norte a sur.
El último censo
poblacional, concretado en el año 2010, informó que la ciudad cuenta con más de
22.000 habitantes.
La historia relata
que el
6 de Mayo de 1868 se concreta un asentamiento rural que llamaron “Rincón de Avechuco” donde un
puñado de familias sembraban trigo, tabaco, papas, zapallos, maíz, lino, maní,
entre otras especies. A los dos años esas familias se irían del lugar por lo
que las tierras pasaron a ser propiedad del Banco de Londres para luego ser
adquiridas por el Dr. Simón de Iriondo, quien retoma la idea de colonizarlas
concretándose su segunda fundación en el año 1882 . Dos años después la
inmigración ya le dará forma de gran poblado que se asentará definitivamente
con la llegada del ferrocarril en 1888 que la unirá con Santa Fe y una segunda
línea férrea en 1907.
La construcción de
la Ruta Nacional Nro 11, en 1930, será
el puntapié final para su crecimiento.
En el año 1959, por
medio del decreto Nº 10.390, San Justo es declarada ciudad.
Allí vive Santiago
Yansen, de tez morena, pelo corto y cuerpo robusto. Padre de 4 hijos ya grandes, abuelo de 6 nietos, tiene uno a su
cargo
Yansen trabaja,
desde hace 6 años, en “tareas generales”
para la Municipalidad de San Justo. Es lo que el eufemismo jurídico llama “empleado
eventual”, o sea un trabajador precarizado.
Desempeña sus tareas en espacios públicos y está a cargo del Parque Los Algarrobos de esa ciudad: un patrimonio cultural forestal que alberga especies de más de 200 años.
Una tarde de enero recibió
un mensaje de audio en su celular de un
superior suyo “Necesito un favor de alguien responsable como vos…en el lugar que te
indico va haber una perforadora…y tendría alguien que cuidar….tiene que ser una persona de
confianza que vaya desde las 19 de hoy hasta mañana a las 5…. Te animas, puede
ser?
Épocas
de vacas flacas, donde las changas no abundan y
alimentan desnutridos bolsillos, hizo que Santiago aceptara. No sabía que su
historia formará parte de las tantas que alimentan relatos de enfermos por intoxicación.
Fue
puntual al lugar indicado. A la madrugada y en la oscuridad de la noche, vio
una tenue luz: era la de una máquina que fumigaba campos cercanos donde
realizaba sus tareas.
Cerca
de las 3 de la mañana empieza a sentir molestias y como el mismo lo relata: “Me sentí mal del estomago, con cólicos,
picazón de ojos, dolor de cabeza… cada vez me sentía peor. Al otro día me
descompuse peor, tuve vómitos, diarrea con sangre y hasta llegué a perder el
conocimiento”
Será
el comienzo de un malestar que todavía hoy sufre y que todo apunta a que fue
ocasionado por fumigación: “…el mosquito
pasó a tres metros de donde yo estaba apostado cuidando una bomba de agua y una
perforadora de la empresa que acá hace los pozos para el servicio de agua
potable”, relata con mezcla de bronca e impotencia.
El
relato vuelve a mostrar el descontrol que reina con respecto al cuidado de la
salud y el ambiente. El mosquito no solo fumigó el cuerpo de un vecino, sino
que además y sin cuidado alguno “vomitó”
su veneno en pozos que alberga agua que
por un sistema de bombas se envía a un
tanque donde se clora para uso de la población.
¿Qué clase de agua consume el sanjustino?
El
día 5 de febrero, Santiago Yansen decide concurrir al servicio de guardia del
S.A.M.Co. (Servicio de Atención Médica a la Comunidad), allí el médico Leandro
Renzo Soraccio, matrícula profesional 8543, le diagnostica un cuadro gastrointestinal debido a exposición
de agrotóxicos. Tres días después en el
mismo efector de salud recomiendan 72
horas de reposo por EGA. Como los
malestares continuaban el 11 de
febrero vuelve y nuevamente le sugieren
reposo por 72 horas.
Fueron
10 días de constante malestar, sin poder concurrir a trabajar y haciendo una vida que no es la
que está acostumbrado a llevar. Al momento de escribir esta nota, Santiago debe hacer una dieta durante un mes pues su aparato digestivo presenta
inflamación.
Una
vez más el negocio de la siembra directa y las fumigaciones atentan contra la salud de los habitantes de
estas poblaciones, contaminando el aire, el suelo, el agua y los cuerpos de sus
habitantes.