Por Ricardo Serruya
Hace muchos años la doctrina social de la Iglesia denunciaba la desigualdad social con una frase tan sencilla como contundente: “existen ricos cada vez más rico a costa de pobres cada vez más pobres”
Aunque el paradigma liberal que, por estos días habita en diferentes partes del mundo dice lo contrario y afirma que la riqueza de algunos pocos “derrama” sobre la pobreza de muchos, los datos –que siempre vienen a desenmascarar la mentira y mostrar la necesaria verdad- demuestran lo contrario.
La Argentina libertaria muestra una escenografía muy dolorosa.
La brecha escandalosa (la verdadera grieta) se viene incrementando en nuestro país cada año. Esta diferencia es medible y se lo efectúa en base al coeficiente de Gini. Se trata de un método estadístico creado por el italiano Conrrado Gini y que demuestra la desigualdad de ingresos existentes en un país.
Siguiendo este método, los últimos datos publicados en nuestro país marcan que entre el primer trimestre de 2023 y el de 2024, la Argentina aumentó la brecha entre ricos y pobres y muestran que los ingresos se están distribuyendo de manera cada vez más desigual.
En términos sociales la marcada diferencia entre sectores pudientes y marginales demuestra que el mapa de trabajadores informales y el deterioro del mercado laboral entre otros tópicos se incrementan escandalosamente. Tan es así que en la actualidad los que perciben los más ricos en Argentina es 23 veces más que los que menos ganan. Hace solo un año la diferencia también era grotesca pues se extendía en 19 veces. En tan solo un año ese puente de la injusticia y la impunidad se incrementó 4 veces más.
En términos coloquiales esto quiere decir que hoy, por cada peso que ganan las familias de menores ingresos, los hogares más ricos perciben 23 pesos.
TAMBIEN EN SANTA FE
En Santa Fe la ecuación es similar. Según el INDEC en el gran Santa Fe (comprende además de la ciudad capital, los conglomerados de Santo Tomé, Recreo, Sauce Viejo, Villa Adelina, San José del Rincón y Arroyo Leyes) seis de cada 10 habitantes son pobres ubicando a esta zona en el sexto puesto –sobre 31- de las regiones con mayor pobreza en el país.
La anterior medición ocurrida en el segundo semestre del 2023 arrojaba como guarismo que el 48,9% de la población era pobre. Los nuevos datos demuestran que en solo seis meses, en esta zona, los pobres se incrementaron en un 10,9%.
El índice inhumano de indigencia también creció. Hoy el Gran Santa fe posee un 16,4% de indigentes.
Mucho más desgarrador resulta leer los índices de pobreza de los más bajitos.
Según el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina la pobreza infantil en Santa Fe llego al tremendo e impune número del 80,71%. Ocho de cada 10 chicos y chicas son pobres en la Invencible provincia de Santa Fe. Solo dos infantes se salvan de la guadaña del hambre y la falta de oportunidades.
Este realidad tiene explicación en, como ya se ha planteado, la injustísima desigualdad generada donde pocos abarcan casi todo para que a otros muchos no les quede casi nada.
El Diputado Provincial Carlos del Frade rescató una serie de datos que publicó la revista especializada “Mercado” y que muestra la facturación de las principales 20 empresas radicadas en nuestro territorio. El ranking se sustenta en los balances que las mismas firmas hacen público. De estas veinte empresas, cinco están dentro de la provincia de Santa Fe. Si se suma todo lo facturado por estas cinco empresas la suma da el monto de 12 billones 924 mil 391 millones de pesos.
Se tratan de Dreyfuss, Viterra, ACA (Asociación de Cooperativas Argetntinas), Aceitera General Deheza y Cargill. La que menos facturó llegó a hacerlo por un poco más de 2 millones de dólares por minuto y la que más lo hizo alcanzó los casi 8 millones de dólares cada 60 segundos.
Del Frade relata que este número –tan difícil de comprender- significa un 20 por ciento más que el presupuesto total que nuestra provincia aprobó para el año 2025.
Quién lea esta nota puede argumentar que no hay nada de ilegal en esta ecuación. Considerando como posible este argumento resulta absolutamente impune es que muchas (sino todas) ellas paguen impuestos muy por debajo de semejante nivel de ventas y que la legislación las exceptúe de abonar por las exportaciones.
CON UN OIDO PUESTO EN EL EVANGELIO Y EL OTRO EN EL PUEBLO
En septiembre de este año se realizó en Córdoba el 35º Encuentro Nacional de “Curas en la Opción por los Pobres”. En el documento final expresan que “la transferencia de riqueza de los pobres a los ricos es día a día más patente: mientras les bajan los impuestos a los más ricos, sacan los remedios gratuitos al PAMI, vetan el aumento a los jubilados y siguen sin entregar alimentos a los comedores”. Más adelante, luego de denunciar el incremento del desempleo y la proliferación de “mano de obra esclava” y considerar a la reforma laboral como antisindical y escandalosa, afirman que “es evidente que los ricos son cada vez más ricos a costa de pobres cada vez más pobres; se destruye el Estado, que debería garantizar un mínimo de vida, de salud, de educación, de esperanzas para todas y todos priorizando a la niñez y la ancianidad”.
En nuestra ciudad, el principal jerarca de la iglesia santafesina también se expresó. Fue durante el clásico mensaje navideño que donde arzobispo Sergio Fenoy fué crítico con los datos de pobreza en Santa Fe y pidió «más compromiso».
Fenoy también citó los datos de la encuesta permanente de hogares que relata que seis de cada diez santafesinos están bajo el límite de la pobreza y afirmó que «esto debería potenciarnos, alarmarnos, unirnos, buscar alguna estrategia común entre todos, pero no podemos vivir en una ciudad que se empobrece cada día más. Es una ciudad habitable, pero la pobreza crece como un fantasma y devora el futuro, devora la vida, devora las ilusiones».
En un momento histórico donde nuestros legisladores acaban de aprobar la reforma parcial de la constitución de nuestra provincia que deja fuera de debate temas fundamentales como los derechos de la naturaleza, urge que la dirigencia política se siente a construir políticas de distribución de los bienes más justas y a replantear reformas impositivas que compensen tanta inequidad social.